Las falsas universidades privadas de México, que dan títulos a cambio de dinero


Por ANTONIO MANZANO


El fenómeno de las falsas universidades privadas, en Jalisco, por ejemplo, casi el 90% de las universidades privadas contratan a un personal poco cualificado al que le pagan la hora/clase a un precio miserable y a sus alumnos le cobran cientos de miles. Es un negocio enriquecedor donde lo que menos importa es la calidad de la enseñanza. De ahí que los ricos, cuyos hijos no tienen una gran capacidad intelectual, vayan a parar a esos lugares, con dos objetivos: encontrar un buen partido de casamiento y un título seguro. También cuentan las mordidas que se le dan a algunos profesores que actúan con impunidad. Los títulos a cambio de dinero es una problemática global que afecta la calidad de la educación y pone en riesgo tanto la integridad académica como las oportunidades profesionales de miles de personas. Estas instituciones, conocidas también como universidades de papel o tituladoras, donde ya se incluyen hasta las que se consideran de prestigio porque son católicas o están relacionadas con la Iglesia, se caracterizan por ofrecer diplomas sin cumplir con los estándares educativos requeridos, a menudo con el objetivo de lucrarse a costa de la aspiración de los estudiantes.
Características de las falsas universidades: estas universidades no cuentan con el reconocimiento o la acreditación de los organismos oficiales de educación en el país donde operan. Y los que lo obtienen lo hacen a base de compra de voluntades o mordidas. Las acreditadoras son a menudo sobornadas. Sin embargo, pueden pretender estar acreditadas por entidades ficticias o poco conocidas. Ofrecen títulos en poco tiempo, sin requerir asistencia a clases o pasar por un proceso académico riguroso. En algunos casos, ni siquiera se exige la presentación de tesis, exámenes o proyectos. El proceso suele involucrar un pago considerable, que varía según el nivel académico del título (licenciatura, maestría, doctorado). Los estudiantes son esencialmente «compradores» del título. Estas instituciones a menudo ofrecen diplomas que parecen legítimos, usando nombres que suenan creíbles o que imitan a universidades reconocidas, pero los documentos carecen de validez en el ámbito académico y profesional. Pero incluso los que tienen validez se dan a cambio de pagos.
Operaciones en línea o en el extranjero: muchas de estas «universidades» operan únicamente de forma virtual o tienen su sede en países con regulaciones educativas más laxas, lo que hace más difícil rastrear sus actividades y controlarlas. Consecuencias: si un empleador o una institución académica descubre que el título no es válido, el individuo puede enfrentar la pérdida de su puesto de trabajo o ser vetado de futuras oportunidades laborales. En algunos países, obtener un título falso puede tener consecuencias legales, incluyendo multas o incluso penas de cárcel. Eso ocurre en Estados Unidos y Europa y menos en México, donde la mayoría de las universidades son privadas.
Los estudiantes que invierten tiempo y dinero en estas instituciones pueden sentir una profunda frustración al descubrir que su título no tiene valor real, y en muchos casos, no reciben reembolsos. Hay formas de identificar una universidad falsa: verificar acreditaciones y antes de inscribirse en cualquier universidad, es importante investigar si la institución está acreditada por el organismo gubernamental correspondiente. Las universidades legítimas requieren un proceso académico riguroso, que incluye cursos, exámenes, proyectos y asistencia regular. Las promesas de obtener un título sin esfuerzo o en poco tiempo son señales claras de una posible estafa. En países como México, Colombia y Brasil, se han detectado redes de universidades no reconocidas que venden títulos. Por ejemplo, en México, se ha investigado a ciertas instituciones que operan sin los permisos adecuados de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En Europa y EE.UU., también existen universidades no acreditadas que operan en línea, captando estudiantes internacionales con ofertas de grados «rápidos» a precios elevados. Algunos gobiernos y organizaciones internacionales están adoptando medidas para combatir estas prácticas. Estas acciones incluyen la creación de listas negras de instituciones fraudulentas, el fortalecimiento de las leyes de educación, y la cooperación internacional para identificar y cerrar estas entidades. Pero lo más grave ocurre en las denominadas universidades de prestigio, donde se observa que muchos profesores son licenciados y maestros y no abundan los doctores y cuando hay suelen ser titulados “patito”, fruto de universidades de falso prestigio que actúan sin escrúpulos y cuando un profesor gana mucho inventan “indicios de acoso” para correrlo. Esta es la triste realidad de las universidades mexicanas, donde indudablemente las mejores son las estatales, a años luz de cualquier privada, donde regalan títulos a cambio de dinero.
Es esencial que los futuros estudiantes investiguen a fondo las instituciones antes de inscribirse para evitar caer en estos fraudes académicos. Si no quieren caer en fraudes estudien en universidades estatales, las demás -con un 99% de posibilidades de equivocarnos- son fraudes, que se convierten en empresas de hacer dinero y hablan de que han logrado su autonomía con esfuerzo y fraude, cuando algunas pertenecían a sectas que obraban en nombre de Cristo Rey y de otras asociaciones fraudulentas y estafadoras.


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