
Por ANTONIO MANZANO
El tema de la calidad de la enseñanza en México, tanto en escuelas públicas como privadas, es complejo y tiene múltiples factores que lo influyen. Si algunos maestros tienen dificultades para enseñar de manera efectiva, esto puede deberse a varios elementos que interactúan entre sí. Es obvio que los maestros no saben enseñar adecuadamente en ciertas áreas. Esto se debe a la formación insuficiente de estos. En algunos casos, los programas de formación de maestros en México pueden no ser suficientemente rigurosos o actualizados, lo que deja a algunos docentes sin herramientas pedagógicas modernas o sin la profundidad de conocimiento en las materias que enseñan. Los programas de formación docente, en muchos casos, se enfocan más en aspectos teóricos y menos en la práctica efectiva de la enseñanza.
Mi larga experiencia como experto en enseñanza de redacción, metodología y periodismo a profesores universitarios me indica que en el caso de los maestros hay graves deficiencias en ortografía y gramática: la falta de dominio del lenguaje escrito por parte de algunos maestros puede ser consecuencia de fallas en su propia educación previa. Si los estos no fueron entrenados adecuadamente en estos aspectos, es difícil que transmitan estas habilidades a sus estudiantes. Hay también una falta de actualización profesional. Los sistemas educativos muchas veces no proveen a los maestros con suficientes oportunidades de capacitación continua. Esto lleva a que los docentes se queden estancados en métodos anticuados o no tengan acceso a los avances más recientes en pedagogía y métodos de enseñanza. Pero el gran problema es que los maestros no leen literatura, por lo que no poseen una formación adecuada en el dominio de la gramática, lo que contamina a los niños, que con nueve o diez años tienen muchas faltas de ortografía, reflejo de las de sus maestros.
La falta de actualización de los recursos y materiales educativos, junto con la capacitación insuficiente, dificulta que los maestros incorporen nuevas metodologías, especialmente en áreas como matemáticas, lengua española e inglés. En muchas escuelas, especialmente privadas, se continúan utilizando métodos de enseñanza tradicionales basados en la memorización y la repetición, en lugar de estrategias que fomenten el pensamiento crítico, la comprensión profunda y el aprendizaje activo. Esto puede resultar en una enseñanza ineficaz, especialmente en materias como matemáticas e inglés, que requieren una comprensión conceptual más profunda. Hay poca flexibilidad: en algunas escuelas privadas, los maestros deben seguir un currículum rígido y métodos prescritos por la administración, lo que deja poco espacio para la innovación y la adaptación a las necesidades individuales de los estudiantes. El descanso que les dan a los niños una vez al mes en viernes no existe en Europa y aquí no sirve para nada y los padres de los alumnos pagan un día de “asueto” (formación) a los profesores indebidamente. Ese tiempo lo deberían pagar los maestros de sus ratos libres (por ejemplo, los sábados, y no del tiempo de los niños), pues el reciclaje debe pagarlo cada maestro de su bolsa o la propia escuela.
Muchas escuelas privadas -por no decir el 90%- tienen un enfoque empresarial, ya que operan más como negocios que como instituciones educativas, priorizando la rentabilidad sobre la calidad educativa. Esto puede implicar que contraten a maestros con menor experiencia o menos calificados para reducir costos. En algunas escuelas privadas, los maestros enfrentan una presión intensa para cumplir con expectativas de los padres y la administración. Esto puede llevar a situaciones de sobrecarga laboral que impiden que los maestros dediquen tiempo suficiente a la planificación adecuada de sus clases y al desarrollo de métodos de enseñanza efectivos.
En relación al aprendizaje de los idiomas, por ejemplo, en la enseñanza del inglés, un problema común es que algunos maestros en escuelas privadas pueden no tener un dominio fluido del idioma. Esto podría deberse a que no siempre se contratan a personas con la formación adecuada en el idioma o con certificaciones internacionales, sino a personas que tienen conocimientos limitados pero son vistas como suficientes por la administración y por las escuelas.
En algunos casos, no existe un sistema sólido de evaluación y monitoreo del desempeño docente en las escuelas privadas. Esto significa que algunos maestros que no dominan bien las materias o que no tienen métodos pedagógicos adecuados pueden permanecer en su puesto sin recibir retroalimentación ni apoyo para mejorar.
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