
Por ANTONIO MANZANO
México enfrenta una serie de retos estructurales que parecen situarlo en una zona compleja entre el desarrollo desigual y ciertos aspectos de lo que históricamente se ha denominado «tercermundismo». Entre estos problemas destacan temas como el acceso a servicios básicos, la infraestructura pública, la desigualdad social y la corrupción, que se entrelazan y perpetúan un ciclo que afecta tanto a la calidad de vida de los ciudadanos como al desarrollo económico del país.
En muchas regiones de México, el acceso al agua potable es limitado o de baja calidad. Aunque los ciudadanos pagan por este servicio, en varias zonas el agua que llega no es apta para consumo, lo que obliga a muchas personas a comprar agua embotellada, encareciendo su costo de vida. Las causas detrás de este problema incluyen infraestructura deficiente. Muchas redes de suministro de agua no han sido modernizadas o presentan fugas significativas. Contaminación de fuentes de agua debido a la falta de regulación o de tratamiento adecuado de residuos industriales y agrícolas. Desigualdad en la distribución: hay regiones que sufren escasez, mientras que otras enfrentan inundaciones o mala administración del recurso.
Por otra parte, el servicio eléctrico también presenta irregularidades en distintas partes del país. Los apagones frecuentes son un reflejo de varios factores como la infraestructura envejecida o inadecuada. Muchas áreas no cuentan con sistemas modernos que puedan soportar la demanda actual de energía. Falta de mantenimiento e inversión. En algunos casos, la administración pública no ha destinado suficientes recursos para modernizar el sistema eléctrico. A pesar de la riqueza en recursos renovables que tiene México, una gran parte del sistema sigue dependiendo de combustibles fósiles, lo que aumenta la vulnerabilidad a fluctuaciones internacionales y problemas de suministro.
El factor que perpetúa el caos es la corrupción. Muchos de los recursos destinados a mejorar la infraestructura de servicios básicos se pierden o son mal utilizados debido a prácticas corruptas en distintos niveles de gobierno. Desigualdad: las brechas entre ricos y pobres afectan el acceso a servicios de calidad. Mientras algunas zonas metropolitanas tienen un acceso más regular a agua potable y electricidad, las áreas rurales o marginadas sufren las peores condiciones. La gente cree en la Cuatro T, pero ¿el nuevo gobierno está arreglando estos problemas o son demasiado caros para que les den votos?
El crecimiento acelerado de las ciudades ha sobrecargado los servicios públicos, sin que las autoridades puedan responder a la demanda con la velocidad requerida. Los problemas de administración, junto con decisiones políticas a corto plazo, impiden una planificación adecuada a largo plazo. Aunque México cuenta con una gran riqueza cultural, natural y económica, los problemas derivados de la mala gestión, la corrupción y la desigualdad estructural generan situaciones que parecen ubicarse entre el desarrollo y el caos. Los servicios básicos, como el agua y la electricidad, reflejan este contraste, afectando directamente la calidad de vida de millones de personas. La solución a estos problemas no solo pasa por una mejor inversión en infraestructura, sino también por un cambio en la cultura política y una mayor transparencia en el uso de los recursos públicos.
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