Por ANTONIO MANZANO

La preferencia de muchos jóvenes de tener mascotas en lugar de hijos es un fenómeno multifacético que se explica por varias razones culturales, económicas y sociales. Veamos algunos de los factores principales que influyen en esta tendencia:
El costo de tener y criar a un hijo ha aumentado significativamente. Esto incluye desde la educación hasta la salud y la vivienda. Las finanzas de muchos jóvenes no permiten asumir estos gastos sin comprometer seriamente su estabilidad. Muchos jóvenes enfrentan mercados laborales inestables o empleos que no garantizan ingresos constantes ni beneficios de seguridad social. Tener una mascota suele ser menos costoso en comparación y representa un compromiso financiero más manejable. Las generaciones más jóvenes tienden a priorizar su desarrollo profesional y educativo. El tiempo y el esfuerzo que demandan estas metas pueden no ser compatibles con la crianza de un hijo, mientras que tener una mascota resulta menos demandante en este sentido.
Muchos jóvenes valoran la flexibilidad para viajar, mudarse y dedicarse a actividades personales, cosas que un hijo haría más complicadas. Una mascota suele adaptarse mejor a estos estilos de vida más cambiantes. La familia tradicional ya no es el único modelo aceptado o deseado. Para muchos, una mascota representa una forma válida de compañía y amor sin necesidad de cumplir con la expectativa de tener hijos. Algunos jóvenes optan por no tener hijos debido a preocupaciones ambientales y éticas, como el impacto del crecimiento poblacional y la sostenibilidad del planeta. Tener mascotas, en cambio, es percibido como una elección que tiene un menor impacto ecológico.
Las mascotas ofrecen compañía y amor incondicional, y muchas personas sienten que logran satisfacer en gran medida el deseo de cuidar y recibir cariño. Además, algunas personas encuentran en las mascotas un consuelo emocional sin las demandas emocionales de criar un hijo. Cuidar una mascota es menos demandante emocionalmente que criar un hijo, especialmente para quienes experimentan ansiedad o estrés. Las mascotas brindan apoyo emocional sin los mismos niveles de responsabilidad a largo plazo que implica un hijo. La edad promedio en la que las personas deciden tener hijos ha aumentado, en parte por los estudios, la carrera profesional, y otros proyectos personales. En muchos casos, las mascotas llenan este espacio de cuidado mientras se aplaza la decisión de tener hijos.
Al retrasar la maternidad y paternidad, algunos se encuentran con problemas de fertilidad cuando finalmente deciden tener hijos. En estos casos, algunas personas optan por la adopción de mascotas como una alternativa. Las mascotas han ganado una presencia masiva en redes sociales, lo que ha aumentado su atractivo. Los jóvenes están expuestos constantemente a contenido sobre mascotas, lo que alimenta su popularidad y hace que esta elección de vida parezca una alternativa viable y deseable. La preferencia por tener mascotas en lugar de hijos es, entonces, una combinación de restricciones externas y decisiones personales. En muchos casos, las mascotas se convierten en una manera de tener compañía y expresar cariño sin los desafíos sociales, económicos y emocionales de criar hijos en la sociedad actual.
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